Estadísticas de femicidios en Argentina : En Argentina, durante el 2023, hubo 322 víctimas de femicidio confirmadas, de acuerdo al Informe Final del Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación. De las 322 víctimas, 30 fueron femicidios vinculados (crímenes que buscan dañar a una mujer). En el 2022, hubo 242 víctimas de femicidio. De las 242 víctimas, 23 fueron femicidios vinculados.
Estas cifras equivalen a un femicidio cada 28 horas. Los femicidios dejan víctimas colaterales, menores en situación de orfandad. En el 2023, se quedaron 191 hijos sin madre. En el 2022, fueron 200 los hijos que se quedaron sin madre. Muchos de estos menores fueron testigos del femicidio y en algunos casos, fueron sus padres quienes cometieron los asesinatos.
Estadísticas de Femicidios en Argentina
Un informe elaborado por la Oficina de la Mujer, con datos aportados por los Poderes Judiciales de las distintas jurisdicciones del país, revela que el 86% de las victimas tenía un vínculo previo con el hombre señalado en las causas judiciales como el autor material del hecho, mientras que el 53% eran sus parejas o ex parejas.
El vínculo de la víctima con el agresor se define como el tipo de relación de parentesco que hay entre ellos. De los casos reportados de violencia contra las mujeres, en el 86% de los casos, el agresor tiene o tuvo un vinculo de pareja con la persona en situación de violencia. El 65% son exparejas, el 21% es la pareja actual, y el 7% es algún familiar.
Sobre el tipo de violencia, el 97.6% de los casos fueron de violencia doméstica. Es común que las mujeres padezcan dos o más tipos de violencia en forma simultánea. El 89.2% de las victimas reportó violencia psicológica, 80.5% violencia física, 34% violencia simbólica, 44.5% violencia económica y patrimonial, 22.1% violencia sexual, y 25% violencia ambiental.
Las estadísticas de femicidios en Argentina dicen que una de cada cuatro mujeres es víctima de violencia y aproximadamente el 50% será víctima de algún tipo de violencia en su vida. Más del 90% de las víctimas de violencia son mujeres. A nivel mundial, una de cada tres mujeres sufre violencia por parte de su pareja.
En el 2013, la Organización Mundial de la Salud (ONU) emitió un informe que revela que a nivel mundial, una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual infligida por la pareja en algún momento de su vida.
En Estados Unidos, durante el 2019 y 2020, se asesinaron cuatro mujeres cada 24 horas, la mayoría por su pareja o ex-pareja. Esta estadística es de unos de los países más desarrollados del mundo. En el 2018, la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito reportaron que 50.000 mujeres al año son asesinadas por sus parejas y/o familiares.
Un informe emitido por La Iglesia Evangélica Luterana en América, ubicada en los Estados Unidos dice lo siguiente:
“Los hombres y mujeres que golpean no lo hacen porque tengan problemas para controlar la ira o con el abuso de sustancias. Las personas golpean y comenten abusos porque quieren poder y control sobre otras personas. Esto deriva de un sentido de derecho basado en el privilegio de ser varón, “derecho” que, en la mayoría de las sociedades estadounidenses y canadienses, denigra y devalúa a las mujeres de formas visibles e invisibles. La falta de consecuencias sociales, legales y económicas en la sociedad hace posible que los golpeadores y abusadores sigan cometiendo abusos sin que exista un castigo ni un sentido de responsabilidad.”
El impacto económico de esta violencia es muy elevado a nivel mundial. Los costos económicos incluyen la provisión de servicios de salud, servicios sociales y jurídicos, vigilancia del cumplimiento de la ley, e ingresos perdidos.
La violencia hacia la mujer es una pandemia que no discrimina por clase social, económica ni educativa. Es un fenómeno generalizado que ocurre en todos los países. Los femicidios son cada vez más frecuentes y siguen avanzando a un ritmo alarmante. Los estudios realizados revelan que la violencia contra la mujer es un problema prevenible, que está arraigado en la desigualdad de género. Por lo tanto, para prevenir este tipo de violencia, se requiere la participación de muchos sectores de la sociedad: sector de salud, servicios sociales, educación, medios de comunicación, iglesias, justicia penal, policía y seguridad.
¡No nos quedemos calladas; expongamos este delito y salvemos vidas!