¿Qué es la voluntad de Dios? ¿Cómo la definimos? El evangelista Billy Graham se refiere a la voluntad de Dios como un misterio. Es aun un mayor misterio para las personas que no han aceptado a Jesús como su Salvador personal, ya que el pecado cegó sus ojos espirituales y ven la vida a través de una perspectiva falsa. En cambio, los cristianos que nacieron de nuevo ven la vida como algo planeado por Dios y con propósito, no como algo indefinido, confuso y sin sentido. Sus ojos espirituales fueron abiertos al aceptar la nueva vida en Cristo.
Leamos lo que dice su palabra en Romanos 12:1-2 “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. 2No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”.
El apóstol Pablo comienza este capítulo exhortando a los creyentes a que dediquen su vida a Dios, a que haya una “adoración espiritual” en todo momento. El propósito de la vida humana, ante los ojos de Dios, es que refleje a Cristo tan valioso como realmente es.
En el segundo versículo encontramos cómo es que podemos vivir una vida pura y aceptable a Dios, y es por medio de la transformación de no solo nuestra conducta externa, pero también de nuestra mente, en la forma de sentir y pensar. Exige una renovación de la mente, para poder discernir qué es lo que Dios quiere de nosotros en cada circunstancia. Esta transformación de nuestra mente exige dejar de lado el estilo del mundo, junto con su criterios y actitudes para comprobar cuál es la voluntad de Dios.
La Voluntad de Dios es Decretada y Soberana
El primer aspecto de la voluntad de Dios es que su voluntad es decretada y soberana. Dios decretó desde antes de la fundación del mundo los hechos que sucederán y la manera en que ocurrirán. Esta es la voluntad soberana y definitiva de Dios, porque solo Él tiene el control soberano de todo lo que ocurre. No hay nada que suceda que está fuera de la voluntad soberana de Dios. Efesios 1:11 nos dice que Dios es el “que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”.
Un ejemplo de la voluntad decretada de Dios fue la crucifixión de Jesús. Mateo 26:39 relata la forma en que Jesús habló sobre la voluntad de Dios. Él dijo “Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Y en Hechos 4:27-28 dice “27 En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y con el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste 28 para hacer lo que de antemano tu poder y tu voluntad habían determinado que sucediera.” En efecto, fue la voluntad de Dios que Jesús sea crucificado para salvación de los pecadores, para los que decidan creer en Él como su Señor y Salvador y pasar la eternidad en el cielo.
Podemos concluir, que es la voluntad de Dios que ocurran ciertos eventos que Él aborrece. Las personas involucradas en estos sucesos no quedan libres de pecado, aunque fuese la voluntad de Dios que la crucifixión de Jesús ocurra o como también otras tragedias.
Esto no implica que Dios cause todo lo que suceda. Este principio reconoce que, porque Dios es soberano, Él debe por lo menos dar permiso para que ocurran los hechos. Dios debe elegir permitir ciertos sucesos o eventos, porque siempre tiene el poder y el derecho de intervenir. Dios siempre puede optar por autorizar o detener las acciones y eventos de este mundo. Por lo tanto, al permitir que sucedan ciertas cosas, son Su voluntad, en este sentido de la palabra.
Su voluntad es que seamos transformados a la imagen de Cristo. Todo lo que Dios hace en nuestras vidas es para que seamos más como Cristo y por eso todo nos ayuda a bien. Romanos 8:28 dice “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Nada de lo que ocurre a nuestro alrededor se escapa de la voluntad de Dios porque Él lo decreto así.
La voluntad decretada es el control soberano que Dios tiene sobre su creación. Esta voluntad no puede ser quebrantada, siempre se cumple. Como dice Daniel 4:35 “Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.”
La Voluntad de Dios es Preceptiva y Revelada
El segundo aspecto de la voluntad de Dios es que Su voluntad es preceptiva y revelada. La voluntad revelada de Dios se encuentra en la Biblia; son los mandamientos de Dios para nosotros. Por ejemplo, debido a la voluntad revelada de Dios podemos determinar que Su voluntad es que no le hagamos daño a otros, que amemos a nuestros enemigos, que nos arrepintamos de nuestros pecados y que seamos santos como Él.
Esta expresión de la voluntad de Dios se manifiesta tanto en Su palabra como en nuestra consciencia, a través de las cuales Dios ha escrito Su ley moral en los corazones de nosotros. Podemos decidir no obedecerla y en muchas ocasiones lo hacemos y sufrimos las consecuencias de desobedecerlas. La prueba de que somos salvos es que tenemos un deseo de hacer la voluntad de Dios para Su gloria.
La voluntad revelada de Dios se resume varias veces en la Biblia de esta manera “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Ama a tu prójimo como a ti mismo” –Marcos 12:30-31.
Debemos alinear nuestras vidas a la voluntad de Dios revelada en la Biblia. Tener éxito en la vida NO es sinónimo de prosperidad, poder, popularidad o cualquier noción mundana de éxito. El éxito verdadero consiste en hacer la voluntad de Dios, cueste lo que cueste.
Entonces, tenemos la voluntad decretada y soberana de Dios que siempre se cumple, creas en ella o no. Y tenemos la voluntad revelada, la de sus mandamientos, que puede ser quebrantada y los es todos los días.
Un ejemplo es que si bien es claro que Dios no se complace en la muerte de los malvados, también es claro que Él quiere o decreta su muerte. En 1 Timoteo 2:4 vemos que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Esta es Su voluntad revelada. Sin embargo, sabemos que la voluntad soberana de Dios es que “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44). Esta es su voluntad decretada.
Cuando estamos en situaciones extremas, profundamente heridos, o pasando por una prueba muy difícil, todos necesitamos tener la seguridad de que Dios sigue teniendo el control de todo, y es capaz de hacer que todo nuestro dolor obre para nuestro bien, para el bien de los que aman a Dios. Por otro lado, necesitamos saber que Dios se identifica con nosotros y no se deleita en el pecado ni en el sufrimiento ocasionado.
Por ejemplo, cuando una persona fue abusada en su niñez o está viviendo una situación de violencia, y nos preguntamos, ¿es o fue la voluntad de Dios que esto suceda? Por un lado, podríamos decir que No, no es la voluntad de Dios que alguien sea abusado o maltratado. Ese abuso quebrantó Su mandamiento de amar a otros como a uno mismo y por tanto provocó ira y dolor en su corazón (Marcos 3:5). Por otro lado, pudiéramos decir que Si, fue la voluntad soberana de Dios, porque hay muchas formas en las que pudo haber detenido aquel abuso. Pero por razones que no logramos comprender del todo, no lo hizo.
Entonces, nuestra responsabilidad es obedecer la voluntad revelada de Dios y no especular sobre lo que Su voluntad soberana es para nosotros. El Espíritu Santo nos conduce principalmente hacia la rectitud y a conformarnos a la imagen de Cristo para que nuestra vida glorifique a Dios.
Encontramos la Voluntad de Dios en Nuestras Vidas a Través de Su Palabra, el Espíritu Santo y la Oración
El tercer aspecto es que la voluntad de Dios es revelada a través de la Biblia. 2 Timoteo 3:16 dice “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. Necesitamos estar moldeados y gobernados por la voluntad de Dios revelada en la Biblia, para ser capaces de ver y valorar todo circunstancia con la mente de Cristo y discernir qué es lo que Dios nos está llamando a hacer.
La voluntad de Dios es que…
- vivamos por encima del pecado. 1 Tesalonicenses 4:3-4 “ La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; 4 que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpode una manera santa y honrosa.”
- los cristianos se amen unos a otros. 1 Juan 4:7 “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.”
- seamos agradecidos. 1 Tesalonicenses 5:18 “Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”.
- hagamos el bien y vivamos vidas santas. 1 Pedro 2:15 “Porque esta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos.”
- tengamos vida eterna. Juan 6:40 “Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
La voluntad de Dios es revelada a través del Espíritu Santo. Los creyentes nacidos de nuevo tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones. El Espíritu Santo revela la voluntad de Dios a sus hijos “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios” (Romanos 8:14).
Jesús nos prometió en Juan 16:13 “Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir”. Esto les dijo Jesús a sus discípulos después de haber resucitado y antes de ascender al cielo.
Al aceptar a Cristo en nuestro corazón, nuestra conciencia se hace sensible al Espíritu de Dios. La vieja conciencia pecaminosa es purificada y empezamos a percibir la voluntad de Dios. Antes de conocer a Cristo hacíamos cosas que nos gratificaban a nosotros mismos, cosas que parecían correctas antes los ojos del mundo. Pero ahora que somos salvos, buscamos la voluntad de Dios con una mente y un corazón transformado.
La voluntad de Dios es revelada a través de la oración.
Romanos 8:26- 27 “Asi mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios”.
Apartar un tiempo de oración todos los días es una de las mejores maneras de empezar el día. Agradeciendo a Dios por todo su amor, salvación, provisión y cuidado sobre nosotros y pidiéndole que nos muestre su voluntad para nuestras vidas traerá grandes bendiciones a nosotros y a nuestras familias. Debemos pedirle sin cesar que nos ayude a cumplir el gran propósito por el cual nacimos, y que nos moldeea su propia imagen y semejanza.
La voluntad de Dios es revelada solo a creyentes que han nacido de nuevo. Por eso Romanos 12:2 nos dice “sean transformados…así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios”. Su voluntad está reservada para quienes han confiado en Cristo para su salvación, los que fueron redimidos y transformados.
La Biblia nos dice que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y que si vivimos en comunión constante con Jesús, Él nos dirigirá y guiará en el cumplimiento de ese plan. Nadie puede conocer la voluntad de Dios para su vida a menos que acuda primero a la cruz, confiese que es un pecador y reciba a Cristo como Señor y Salvador.
Algunos de nosotros nos conformamos con mucho menos de lo que Dios tiene planeado para nuestra vida. Pero nunca es tarde para llegar a Dios mientras que tengamos vida aquí en la tierra. Donde quiera que te encuentres en este momento, entrega tu vida incondicionalmente a Dios y Él la convertirá en algo precioso que sea una honra para Su nombre.
Carina Vera