Como Romper el Ciclo de la Violencia
Guía Pastoral

Como Romper el Ciclo de la Violencia

El primer paso para salir de este ciclo de violencia es romper el silencio y contarle a alguien de confianza o a un terapeuta lo que está ocurriendo.   No aconsejamos que la víctima confronte la situación con el agresor ya que él no va a admitir el comportamiento o lo tratará de minimizar.  Lo más importante es la seguridad de la víctima y por eso es recomendable hablar con alguien que esté familiariza con casos de violencia.

La separación temporaria (terapéutica) o definitiva es el próximo paso.  En muchos casos, la victima deber ser alejada de su abusador y protegida, con un familiar o alguien de confianza.   Si hay heridas físicas o amenazas graves, el incidente debe ser reportado a las autoridades pertinentes (policía, hospital) y debemos acompañar a la víctima en este proceso.  Vamos a encontrarnos que algunos abusadores, cuando se enteran que fueron denunciados a las autoridades, mostraran un leve cargo de conciencia y un aparente arrepentimiento.  Esto es solo otra táctica para que la mujer vuelva con él y continúe el ciclo de violencia como algo normal.

La separación terapéutica no es aconsejable para situaciones en la cual un miembro de la pareja es objeto de violencia familiar, o donde haya un desequilibrio de poder o temor al otro.  Esta terapia solo funciona en situaciones de abuso emocional o verbal leve, que haya ocurrido en un corto período de tiempo y no en situaciones de abuso verbal o emocional prolongado.

La separación terapéutica es una opción para aquellas parejas en que las dos personas ejercen responsabilidad en un clima de cooperación y respeto mutuo para discutir y llegar a una resolución de las diferencias.  En la mayoría de los casos, el “abuso” es el problema y no la “relación”.  En situaciones de abuso, las terapias de pareja no funcionan debido al enfoque de parte del agresor en manipular las sesiones para culpar a la víctima, minimizar el abuso e intentar ganar el respaldo del terapeuta. 

La separación terapéutica basada en las enseñanzas de Cristo, puede tener resultados positivos si el agresor admite tener un problema de violencia, se arrepiente de corazón ante Dios y está dispuesto a cambiar su conducta a largo plazo (12 meses) antes de volver con la mujer.  El agresor tiene un problema espiritual, de mente y corazón.  Aunque hay muchos programas y terapias que ofrecen ayuda al agresor, ninguna terapia va a funcionar al menos que se trate el problema de forma espiritual.  Proverbios 12:15 dice “El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que escucha los consejos es sabio.”  “Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa con sabiduría se pone a salvo” – Proverbios 28:26. 

El abusador cree tener siempre la razón, confía en su propio corazón y no admite sus errores.  La única forma de que el abusador pueda cambiar y que la relación tenga alguna oportunidad de restaurarse, sería que el agresor entregue su vida a Cristo y tenga una relación con Cristo por el resto de su vida.  Romanos 12:2 dice “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.  Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”  El abusador también necesita ayuda profesional para tratar su problema.   La única manera en que un abusador pueda cambiar, es entregando su vida a Cristo y buscando ayuda con un profesional especializado en la materia. 

La separación definitiva es lo más recomendable en relaciones de violencia doméstica, ya que es nuestra responsabilidad proteger a la víctima y sus hijos.

La gracia de Cristo está disponible para la víctima y también para el agresor, en distintas formas.  Cristo acompaña a la víctima en su dolor emocional y físico.  Al agresor, Cristo lo acompaña en las consecuencias de su pecado, aun cuando en casos puede resultar en su encarcelamiento.  

Como cristianos, sabemos que toda violencia viene del pecado que mora en el hombre.  La violencia es una expresión de ira por la necesidad de controlar a otros.  2 Corintios 7:10 dice “La tristeza que proviene de Dios produce arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.”  El abusador tiene que tomar responsabilidad por sus acciones y en ocasiones, la única forma que puede llegar al arrepentimiento es teniendo serias consecuencias por sus acciones.

Parte de ayudar a la víctima es confrontar al agresor.  Si el agresor se congrega en una iglesia y se profesa creyente, los ancianos o el pastor deben confrontarlo y apuntar al evangelio para arrepentimiento y perdón.  Mateo 18:15-18 nos enseña sobre la disciplina de un hermano que ha pecado.  Si el hombre se resiste en arrepentirse, se debe notificar a su iglesia.  Si aún no se arrepiente, la Biblia nos dice que debemos tenerlo como “incrédulo o renegado”.  Es estos casos, la separación entre el abusador y la victima posiblemente va a ser definitiva. 

Si el agresor se arrepiente y reconoce el problema entonces la separación terapéutica, solo basada en las Sagradas Escrituras, puede tener buenos resultados.  En las separaciones terapéuticas, la pareja se separa y hay una intervención y un proceso de sanidad para ambos, inicialmente cada uno por su lado, hasta que estén listos para trabajar los términos de su posible regreso a la convivencia.   Es fundamental enfatizar que los cambios de una persona salen del interior de su corazón al exterior.  Si el agresor no acepta a Cristo como su Salvador personal y aprende las enseñanzas de Cristo de cómo tratar a la familia, a su mujer, hijos, etc., entonces su conducta no va a cambiar a largo plazo.  

2 Corintios 5:17 dice “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.”

Isaías 41:10 dice “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.  Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.”

Efesios 5:1-2 dice “Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios”.

Carina Vera

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3 Comentarios

  1. […] y les afecta tanto como vivirlas.   Los hijos varones tienen mayor tendencia a repetir el ciclo de violencia cuando sean adultos y las hijas a involucrarse en relaciones abusivas.  Los varones suelen […]

  2. A sido hermoso y confirmador ,leer todo el artículo y los que se relacionan,es muy claro entender los pasos a seguir a quienes estamos atravesando un proceso de separación producto de agresión. Dios les bendiga grandemente en sabiduría. Quisiera saber que hacer en este periodo ( 12 meses) ,en mi vida espiritual y también en el desarrollo social.

    1. Buenas tardes, gracias por tu comentario. Para preguntas o asesoramiento a tu situación, puedes contactarnos por WhatsApp. ¡Que el Señor te bendiga y te fortalezca!

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